Licenciado en administración egresado de la universidad del Zulia, participante en la maestria de Ciencias de la Comunicación e investigador de las telenovelas y su relación con el Capital Social
El capital social es el recurso intangible de mayor valor de una comunidad o sociedad en general, ya que sirve de palanca para el desarrollo de otras formas de capital: como el económico o el político, y éstos a la vez, estimulan el desarrollo social, político, económico y cultural de dicha sociedad mediante la cohesión social, la solidaridad, el compromiso social, el respeto por las normas de convivencia y la búsqueda del bien común por encima del particular. El capital social, como explica Kliksberg (2000), es un activo intangible que se manifiesta en la capacidad de confianza, valores cívicos y asociatividad que pueda lograr la sociedad. Sin embargo, por ser el capital social una expresión de la cultura, sus acciones están sujetas a los valores y principios adoptados por las personas y reforzados, directa o indirectamente, por los diferentes medios de comunicación masiva, particularmente, la televisión, y en ella, la telenovela.
En Venezuela y en especial, en las comunidades pobres, la telenovela tiene una destacada importancia, no solo por ser el principal medio de entretenimiento, sino por la generación de estereotipos, su capacidad disuasiva, el establecimiento de patrones de conducta o en la sensibilización de las masas hacia determinados problemas sociales, hasta el punto en que destacadas instituciones, como refiere González (2008), se apoyan en la telenovela para afianzar programas de interés social. La telenovela es más que un medio de entretenimiento, es una herramienta comunicacional con una extraordinaria capacidad persuasiva sobre las masas, por ello, muchos actores sociales, entre ellos, Juan Pablo II, la han culpado de atentar contra la familia, al promover, según él, la promiscuidad, las relaciones libres y la ridiculización del matrimonio. La telenovela genera opiniones enfrentadas, entre quienes opinan que es una magnifica herramienta para educar a la sociedad, mediante mensajes directos e indirectos, y quienes ven en ella todo un compendio de elementos nocivos para la sociedad en general, quizás por ser parte de la industria cultural y ésta, expresión genuina de la sociedad capitalista, con sus valores y principios, y con un mercado que condiciona la presentación de los teledramas a un rating atractivo, por ello, surgen dudas sobre si efectivamente pueda o no servir para fortalecer al capital social o por lo contrario, deteriorar aún más el capital social existente. Lo cierto es que no se tiene una claridad sobre la relación existente entre el capital social y las telenovelas, por ende, no se sabe hasta dónde puede ser útil ésta relación.
Haití, dice el ex presidente Clinton, se convirtió en el país con más ONG por habitante
El sufrimiento, indescriptible del pueblo haitiano, despertó una masiva solidaridad. Junto a la labor fundamental del sistema de las Naciones Unidas, y las acciones de Estados Unidos, la Unión Europea, España, y otros gobiernos, la ciudadanía reaccionó vigorosamente. Médicos sin Fronteras, y otras ONG movilizaron de inmediato médicos y enfermeras ejemplares que se instalaron en medio de las ruinas. Hospitales de campaña como los montados en pocas horas por Israel (con 120 miembros), Argentina, y otros, atendieron sin ningún descanso a la inmensa multitud de pacientes cuya vida dependía de ayuda médica rápida. Expertos en tecnologías aportaron instrumentos sofisticados de mapeo, y otras aplicaciones para apoyar la labor de rescate. Twitter, Facebook, y otros fueron activamente utilizados.
Desde las personas comunes hasta Hollywood, la respuesta fue amplia. George Clooney reunió a 100 celebridades del cine, y de la música, en un teletón histórico que recogió 58 millones de dólares, cuyo signo fue además el casi anonimato de los que actuaron. En España la población aportó 30 millones de euros. En toda América Latina, se sucedieron los episodios de solidaridad.
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Todo eso no será suficiente frente a los impactos del terremoto, sobre una de las poblaciones más vulnerables del planeta por su pobreza, y por factores como entre otros la fragilidad de sus viviendas, y los altísimos niveles de deforestación.
La ola de solidaridad es decisiva para Haití, pero además le hace mucho bien a un mundo donde los egoísmos individuales exacerbados han sido un factor central en la peor crisis económica de los últimos 80 años, que destruyó millones de trabajos. El presidente de la Comisión creada por el Congreso americano para investigarla, Angelides, habla de "codicia, estupidez, y soberbia" en los más altos niveles corporativos financieros.
La solidaridad tiene motores concretos. Un estudio reciente muestra que es uno de los principales factores que causan felicidad al ser humano. Hace feliz trabajar con otros en causas que exceden las metas personales. Destacándolo Kristof, Premio Pulitzer, resalta en el New York Times, que en ese y otros estudios se halló "que los que se concentran en alcanzar riqueza y avanzar en su carrera son menos felices que los enfocados en buenas acciones, la religión o espiritualidad, los amigos, y la familia". Cita al fundador de una ONG que ayuda a niños con labios o paladares leporinos, Mullaney que explica: "Lo mejor que Ud. puede hacer por sí mismo es ayudar a otras personas". Ya el texto bíblico lo enseñó, planteando que "el que ayuda al otro, se ayuda a sí mismo".
Gran parte de la población de Haití tiene carencias agudas de agua, alimentos, atención médica, y techos, y necesita que la solidaridad continúe y se redoble. Es un deber moral inexcusable, y al mismo tiempo una oportunidad de mejorar la calidad ética colectiva.
Profesor Honorario de diversas universidades de la región.
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El capital social es el recurso intangible de mayor valor de una comunidad o sociedad en general, ya que sirve de palanca para el desarrollo de otras formas de capital: como el económico o el político, y éstos a la vez, estimulan el desarrollo social, político, económico y cultural de dicha sociedad mediante la cohesión social, la solidaridad, el compromiso social, el respeto por las normas de convivencia y la búsqueda del bien común por encima del particular.
El capital social, como explica Kliksberg (2000), es un activo intangible que se manifiesta en la capacidad de confianza, valores cívicos y asociatividad que pueda lograr la sociedad. Sin embargo, por ser el capital social una expresión de la cultura, sus acciones están sujetas a los valores y principios adoptados por las personas y reforzados, directa o indirectamente, por los diferentes medios de comunicación masiva, particularmente, la televisión, y en ella, la telenovela.
En Venezuela y en especial, en las comunidades pobres, la telenovela tiene una destacada importancia, no solo por ser el principal medio de entretenimiento, sino por la generación de estereotipos, su capacidad disuasiva, el establecimiento de patrones de conducta o en la sensibilización de las masas hacia determinados problemas sociales, hasta el punto en que destacadas instituciones, como refiere González (2008), se apoyan en la telenovela para afianzar programas de interés social.
La telenovela es más que un medio de entretenimiento, es una herramienta comunicacional con una extraordinaria capacidad persuasiva sobre las masas, por ello, muchos actores sociales, entre ellos, Juan Pablo II, la han culpado de atentar contra la familia, al promover, según él, la promiscuidad, las relaciones libres y la ridiculización del matrimonio.
La telenovela genera opiniones enfrentadas, entre quienes opinan que es una magnifica herramienta para educar a la sociedad, mediante mensajes directos e indirectos, y quienes ven en ella todo un compendio de elementos nocivos para la sociedad en general, quizás por ser parte de la industria cultural y ésta, expresión genuina de la sociedad capitalista, con sus valores y principios, y con un mercado que condiciona la presentación de los teledramas a un rating atractivo, por ello, surgen dudas sobre si efectivamente pueda o no servir para fortalecer al capital social o por lo contrario, deteriorar aún más el capital social existente. Lo cierto es que no se tiene una claridad sobre la relación existente entre el capital social y las telenovelas, por ende, no se sabe hasta dónde puede ser útil ésta relación.
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